Todo está en un movimiento constante, nuestro planeta, el sistema solar, las galaxias y aun las estrellas que llamamos fijas están en movimiento. Así que entrar en un viaje cósmico es entrar en ese flujo de movimiento que nos propone el cosmos para alinearnos con él.
El círculo del zodiaco con los signos que todos conocemos (Aries, Tauro, Géminis, etc.) es un esquema de doce cualidades con múltiples manifestaciones. Cada vez que iniciamos el año astrológico con el signo de Aries, empezamos una nueva ronda que nos ofrece la posibilidad de conectarnos con los arquetipos que definen cada una de estas doce cualidades. Dichas cualidades, se encuentran expresadas en diversas mitologías a través del mundo, ya que constituyen el sendero por el cual el ser humano emprende un viaje interior que lo lleva a auto transformarse, desarrollando sus más elevadas potencialidades.
Somos conscientes de los cambios de estaciones cuando vivimos en el hemisferio norte o en el sur y nos cuesta un poco más de trabajo notar las transformaciones de la naturaleza cuando vivimos cerca al Ecuador terrestre (la línea imaginaria que divide al planeta en dos hemisferios [norte y sur]). Pero, darnos cuenta del avance aparente del sol a través de la ronda del zodiaco es un poco más complejo. Y es allí donde encontramos las doce cualidades que nos llevan a transcender. Mes a mes, iremos explorando esta gama de posibilidades con la entrada del sol en cada signo. Y aunque nuestro sol de nacimiento o signo zodiacal, como se le conoce popularmente, no esté en el signo que corresponde a ese mes, siempre tenemos la posibilidad de desarrollar esas cualidades e integrarlas como parte de nuestra vida, ya que todas ellas habitan en cada uno de nosotros.
La luna, también nos trae una propuesta. A veces prestamos atención a los cambios en su forma, nos damos cuenta de que está llena o menguante, pero probablemente no percibimos la manera en que nos impacta. Sin embargo, cada catorce días tenemos la opción de sintonizarnos con la energía que nos ofrece. Cada paso del sol está acompañado por los cambios en la luna. Las lunas nuevas nos dan la oportunidad de sembrar semillas alineadas con las cualidades del signo por el que transita el sol y cada luna llena nos invita a nuevas comprensiones. Todo esto va a ser independiente de nuestro signo de nacimiento porque podemos asimilarlo como potencialidades que nos ayudan a ampliar nuestro nivel de consciencia. Es como si cada uno de los doce signos fuera un color y acceder a más colores va a darle más opciones a la paleta con la que pintamos nuestra vida.
Y no podemos hablar de cambios sin mencionar los eclipses que algunas veces son visibles fácilmente y otras pasan desapercibidos, pero que siempre nos afectan. Los eclipses son dinámicos en los movimientos del sol que se relaciona con el consciente a nivel psicológico y la luna que representa el nivel inconsciente. También son momentos en que se hacen manifiestos otros niveles de energía presentes en el trasfondo cósmico y que nos traen potencialidades muy valiosas. Los equinoccios, los solsticios y la lemniscata, entre otros, forman parte del sinnúmero de cambios que, aunque no los veamos, siempre están ocurriendo. Conocerlos y comprenderlos nos ayuda a alinearlos con estos cambios de la naturaleza que afectan a todos los organismos biológicos, incluyendo al ser humano.
Te invito a iniciar este viaje cósmico, una aventura de alineación con el flujo del cosmos.
Olga Lucia Toro
Astróloga.
Psicóloga y Periodista, U. Sabana.
Master In Mental Health, FAU.
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